Hace aproximadamente un año, nos invitaron a ser parte de un programa de crianza donde grabában segmentos de videos y ofrecen consejos para padres jóvenes, algo igual que estas cartas de los martes. Después de un par de meses de grabar y producir un par de segmentos, los enviamos para cargarlos en su sitio web y aplicación móvil. Para nuestra sorpresa, nuestro video inicial sobre la obediencia de los niños pequeños, fue rechazado por su comité de contenido y nos dijeron que:
“… Si bien respetamos los diferentes enfoques de crianza y entendemos que su enfoque aterriza bien con algunos padres, creemos que no es el adecuado para nuestra audiencia (aproximadamente 5 millones de suscriptores). … (formación) de la obediencia infantil sería un tema controversial, simplemente porque nuestra audiencia se inclina cada vez más hacia enfoques de crianza que evitan enseñar a los niños a obedecer. ”
¡¿¡¿Qué?!?!
¿Cómo tiene sentido esto? ¿No queremos que nuestros hijos obedezcan a nuestras instrucciones, a sus maestros y a los que tienen autoridad?
¿Por qué es tan importante la obediencia?
La obediencia es fundamental para la crianza de los hijos porque protege a nuestros hijos y les ayuda a tener éxito en la vida. En los años de los niños pequeños, obedecer una orden de “Detenerse” puede evitar que un niño se lastime a sí mismo o a otros. Si su hijo está jugando y su pelota sale a la calle mientras un automóvil viene por la carretera, esperamos que su hijo obedezca su instrucción de “PARAR” … o permanecer en su lugar, evitar tocar una estufa caliente, etc.
A medida que nuestros hijos maduran, la obediencia se convierte en la virtud que los lleva al autocontrol y la autorregulación. Como hemos mencionado antes, muchos estudios (décadas de investigación secular) muestran que el mayor predictor de éxito en la vida adulta (más que las calificaciones, la personalidad o el coeficiente intelectual) es la capacidad de uno para demostrar autocontrol … Y comienza con aprender a obedecer a mamá y papá.
“La comprensión es la recompensa de la obediencia. La obediencia es la llave de cada puerta”.
George MacDonald
Entonces, ¿cuáles el truco para que mi hijo me obedezca?
Lo siento, no hay truco. Es un proceso que requiere tiempo, paciencia y consistencia amorosa. Pero la recompensa por ese esfuerzo es un ambiente hogareño donde los niños se comportan por amor a la virtud y no como una respuesta de miedo a las consecuencias. Se convierte en un entorno donde los padres eventualmente pasan de liderar por su autoridad parental a su influencia parental.
Hay cuatro respuestas clave en las que debemos trabajar mientras entrenamos a nuestros hijos para que nos obedezcan. O en otras palabras, ¿cómo es la Obediencia a la Primera (OALP)?
- La respuesta debe ser inmediata / primera vez sin preguntas ni desafíos. Inicialmente, esta respuesta es para situaciones de salud y seguridad, pero en años posteriores esta respuesta inmediata demuestra respeto y honor.
- La respuesta debe ser completa. Conformarse con un cumplimiento inferior al 100% de una instrucción o estándar familiar abre la puerta a muchos problemas de comportamiento. Cuando obedecen parcialmente, pero no completamente, aprenden que realmente no quieres decir lo que dices. Aprender a dar instrucciones adecuadas, apropiadas para la edad y razonables y exigir constantemente el cumplimiento es muy crítico.
- La respuesta debe ser sostenida. Sentarse y dibujar / colorear en silencio en el restaurante hasta que todos terminen o esperar pacientemente mientras hacen mandados no solo demuestra obediencia, sino que también enseña tangiblemente la habilidad del autocontrol.
- La respuesta debe ser con una actitud adecuada o con una respuesta del corazón. No esperábamos que nuestros hijos amaran y encontraran alegría en toda nuestra instrucción, pero sí les enseñamos cómo responder de una manera respetuosa y honrosa. Pisotear, poner los ojos en blanco o hacer comentarios irrespetuosos en voz baja nunca es una respuesta aceptable.
“El barco que no obedezca el timón tendrá que obedecer a las rocas”.
Proverbio inglés
Cuando tomamos nuestra primera clase para padres, el comportamiento de nuestros hijos definitivamente no se caracterizó por la obediencia a la primera (OALP). Nos desobedecían regularmente y sentíamos que nunca íbamos a hacer que cumplieran con ninguna de nuestras instrucciones. Con el tiempo, comenzamos a implementar y esperar consistentemente estas cuatro respuestas clave y, finalmente, nuestros muchachos se caracterizaron por obedecernos. ¡No fue fácil! Pero podemos decir honestamente que valió la pena los dolores de crecimiento y el esfuerzo que invertimos en el proceso para enseñarles a obedecer. A medida que crecían, Trevor y Alex nos obedecieron no porque tuvieran que hacerlo, sino porque querían hacerlo por amor, honor y respeto. Su obediencia intencional se convirtió en un mayor autocontrol / autorregulación en la adolescencia y su éxito, ahora, como adultos jóvenes.
Bendiciones a su familia,
Shelly y Rich