Escrito por Shelli Marr, una hija de 27 años de Lis y Dave.
“¿Qué quieres que haga qué?” Le pregunté de repente para saber qué tan lejos estaba del suelo. “Lo que escuchaste”, respondió, “cierra los ojos, cruza los brazos frente a tu pecho y cae al revés. “Me sonrió un poco al decirme que el poder dice la falta de confianza en mi rostro.” No te preocupes, voy a atraparte “, dijo con confianza, mientras giraba los hombros para que yo estuviera mirando hacia otro lado de él.
“Me atrapará”, repetí en mi cabeza. “¡Pero estoy de pie a cuatro pies del suelo en un taburete! ¿Y si él no me atrapa?” Cerré los ojos, crucé los brazos y perdí la fe. Mis rodillas cedieron bajo mis pies y me arrodillé en la acera. Después de un momento, sentí su mano en mi hombro otra vez, me di la vuelta y le dirigí una mirada preocupada. No me gustó este ejercicio. Él, más tranquilo que nunca, sonrió con confianza y simplemente repitió: “Voy a atraparlo. Lo prometo”. Me levanté de nuevo, armado con toda la confianza que mi mente de ocho años tenía y me arrojé sobre mi espalda. con mis ojos cerrados.
Esta breve historia muestra una historia real sobre un ejercicio de construcción de confianza que mi padre practicó conmigo cuando estaba en la escuela primaria. En este ejercicio, él me animó a confiar en él sin importar nada. Todos hemos oído hablar de los argumentos del “instinto humano versus lo que se ha aprendido” cuando se trata de entrenar a una persona, pero la realidad es que tanto el instinto como lo aprendido desempeñan un papel. Es la parte de lo que aprendí de lo que quiero hablar hoy. Mi mensaje es para padres y cómo tratan a sus hijas.
Si llegaste a este punto y ya no lees, el punto principal es este: padres, estén presentes en la vida de sus hijas y dígales que piensan que son bellas y que las aman. Cada día.
La razón es muy sencilla, las niñas quieren ser valoradas y amadas. Yo tuve la maravillosa bendición de haber sido amada por mi padre toda mi vida y él siempre me lo ha demostrado de forma tangible. Puedo recordar muchas veces cuando mi padre me dijo lo mucho que me quería, cuán hermosa él piensa que yo soy y tangiblemente mostrarme cuanto él me valora por quien soy. Todo eso me ha dado autoconfianza, respeto propio y una independencia que me ayudó a soportar muchas pruebas en esos años difíciles de mi juventud, la presión de grupo de la escuela superior y la búsqueda de novios y relaciones.
Desafortunadamente he visto a muchas de mis amigas a través de varias etapas de mi vida a quienes no les han dado este regalo. Por alguna u otra razón sus papás estuvieron ausentes. Algunas tuvieron papás divorciados por lo que no los vieron frecuentemente o sólo los vieron en el contexto de discusiones con sus madres. Algunas tuvieron papás con enfermedades terminales o que murieron cuando eran niñas por lo que crecieron desde muy pequeñas sin una figura paterna. Algunas tuvieron padres que estaban muy ocupados con el estrés de la vida y el trabajo; viajando frecuentemente, atrapados en largas reuniones de trabajo, sin poder llegar a cenas familiares para poder proveer para su familia. Otras tuvieron papás que simplemente no les importó invertir emocionalmente en sus hijas y quienes pusieron una pared de indiferencia al drama y la dificultad en la escuela superior de sus hijas. Esta ausencia de los padres, ya sea física o emocionalmente, me parece ser una epidemia entre muchas de mis amigas de la escuela superior y universidad, y pude ver el impacto que causó.
Por experiencia, si las niñas no encuentran amor y valor en sus hogares entonces ellas lo comenzarán a buscar en otro lugar. Los medios de comunicación y nuestra cultura actual nos muestran un mundo que dice “no soy suficiente” que es entonces alimentado a las niñas desde muy temprana edad. Nadie es suficientemente delgada, en la talla, bonita o atractiva, proveyendo un bombardeo de negatividad que construyen su imagen. Nosotras, las niñas y mujeres, escuchamos estas cosas negativas diariamente por lo que es de suma importancia el rol de padre de proveer una perspectiva alterna.
Si los padres están ausentes por alguna u otra razón, las niñas escucharán lo que no fue dicho más alto que lo que fue dicho. Ellas sólo escucharán una amplificación del mensaje “no soy suficiente” de parte del mundo y no habrá nada que lo contradiga en sus hogares. Ellas lo buscarán en otro lugar. Yo he conocido jóvenes quienes salen en citas constantemente , quienes van de novio en novio sin mucho tiempo entre medio. He conocido chicas que quieren ser el centro de atracción en las fiestas, quienes terminan tomando alcohol o drogando para sentirse aceptadas en ambientes sociales. He conocido jóvenes quienes han tenido relaciones sexuales a temprana edad o quienes han tenido múltiples parejas sexuales. He conocido muchísimas jóvenes con desórdenes alimenticios de algún u otro tipo porque creen que no son lo suficientemente delgadas, y por lo tanto, lo suficientemente hermosas. He conocido muchachas que no pueden salir sin maquillaje y ropa de marcas reconocidas porque sienten que “no se ven lo suficientemente bonitas” sin ello.
Siendo una joven en esta sociedad hay un sin número de cosas que te hacen sentir insegura, devaluada y que no eres suficiente. Es por eso que es tan importante que los papás provean un mensaje diferente de amor y valor a sus hijas desde muy temprana edad para bloquear los mensajes negativos con positivos, y darles valor y amor propio para que los mensajes del mundo no las lleven por otros caminos. También mostrarles que su papá siempre estará presente para sus hijas sin importar qué y que él siempre las sostendrá cuando ellas caigas.
Con mis ojos cerrados la caída se sintió eterna, y no tenía noción si había tomado la decisión correcta de tirarme de espaldas desde una silla. Lo que parecía una duda eterna era en realidad un instante antes de sentir los brazos fuertes y seguros de mi padre atrapándome tal como él me lo había prometido. “¿Lo ves? Te dije que te atraparía” me dijo con un abrazo y sonrisa tierna. “Siempre voy a estar aquí para ti, siempre te sostendré, porque yo soy tu padre y te amo.” Para enfatizar este punto, mi padre me pidió que me volviera a subir a la silla y me dejara caer una vez más, esta vez ni lo pensé dos veces. Rápidamente me subí a la silla, cerré mis ojos y me tiré de espaldas teniendo la seguridad y total confianza que él estaría ahí para atraparme.
A través de mi vida mi papá me ha mostrado tangiblemente que él me ama; palabras, regalos e, importantemente, con aciones. No siempre fui la niña más fácil de manejar, aún así él me amó a pesar de mi malhumor y, en muchas ocaciones, mi comportamiento desobediente. Muchas veces el amor toma forma de disciplina correctiva y mi papá me ama lo suficiente como para moldearme y ayudarme a deshacerme de esos comportamientos negativos. Ese es el mejor regalo que usted le puede dar a sus hijas; amarlas a través de palabras y aciones. Realmente creo que esto les dará un buen comienzo en us vidas, algo que lamentablemente muchas niñas no han recibido. Usted, papá, tiene una posición única de formar el futuro de sus hijas a uno de confianza, independencia y auto valor al repetir estas dos frases, “Tú eres hermosa” y “Te amo”, a través de palabras y acciones en el transcurso de sus vidas.
Shelli Marr